La educación infantil o preescolar queda fuera del alcance de las familias con más bajos niveles de ingresos, lo que les impide acceder a los recursos y oportunidades que les permitirían un desarrollo normal.

El entorno en el que viven representa múltiples amenazas para ellos, partiendo del rechazo y la discriminación, pasando por los abusos y maltratos a los que se ven sometidos, falta de protección, cuidados y exposición a situaciones inadecuadas para su edad. 

En caso de no mediar alguna intervención externa, estas niñas y niños se ven abocadas a terminar una realidad de pobreza extrema y, sobre todo en el caso de las niñas, es muy probable que terminen cayendo en redes de explotación.